«Si a tu mujer no le gusta el aroma de tus cigarros, cambia de mujer» -Zino Davidoff-

¡Ay Zino, Zino! Cuántas veces hemos hablado del gran Zino Davidoff, seguramente el personaje más importante en la historia del tabaco.

Ucraniano de nacimiento (1906) e hijo de un mezclador de tabaco judío, en 1911 marcha junto a su familia a Génova huyendo de los primeros movimientos antisemitas. Allí su padre abre una pequeña tienda de tabaco, que aún sigue abierta, y comienza su pasión por este mundo.

Tras años recorriendo Brasil, Argentina y Cuba, aprendiendo todo lo posible del mundo del tabaco, abre la primera cava de Europa, convirtiéndose en uno de los mayores importadores de cigarros cubanos tras la II Guerra Mundial.

Pero si por algo es importante Zino, es por convertir al tabaco en el producto Premium que es hoy en día. Apasionado de los vinos franceses, tras observar la carta de vinos de un restaurante de lujo, decide aplicar el modelo de los grandes vinos al mundo del Habano: crear una imagen elitista, diferenciar bien las distintas marcas bajo un paraguas de denominación de origen y posicionarlo como un producto de lujo.

Tal fue su ascendencia en los cigarros, que fue la única fábrica de tabacos no nacionalizada por Cuba con la revolución que vivió la isla; un extranjero mantenía una propiedad privada en la Cuba de Fidel Castro…

Sólo otro dato, Zino Davidoff cuenta con uno de los mejores tratados sobre el mundo del cigarro, referencia para todo buen fumador: ‘El libro del buen fumador de habanos’.