Radio, televisión, cine… Tanto delante de las cámaras como tras ellas, George Burns es uno de los máximos exponentes del sueño americano, pasando de limpiar botas para ayudar a su familia (su padre murió de gripe cuando sólo contaba con 7 años) a uno de los grandes iconos estadounidenses.
100 años vivió, y los vivió de verdad; disfrutando y sonriendo a la vida, con un sentido del humor único que le permitió llegar a ser uno de los grandes cómicos de su generación.
Hombre fiel hasta el final, dos fueron sus amores que jamás abandonó: su mujer Gracie Allen y los cigarros puros premium.
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