Hoy toca… RAFAEL GONZÁLEZ MÁRQUEZ Coronas de Lonsdale (7,6/10)

Siempre se ha dicho que en una familia numerosa; recuerden, caballeros y señoritas, que con tres hijos ya entras en el pack, el hermano que está en medio siempre sale peor parado.

Su hermano mayor tendrá la jerarquía y responsabilidad de una figura parental. Un referente en el que mirarse como epítome de la perfección conyugal. El hermano pequeño, en cambio, será el niño mimado, el consentido y mantenido en el hogar familiar por miedo al síndrome del nido vacío.

Total, que el hermano mediano recibe por todas partes y siempre está en tierra de nadie.

Habanos ha querido concentrar las mejores características de la marca en este formato y auparlo a esa liga media, justo detrás de otras grandes marcas como Montecristo, Partagás o Romeo y Julieta.

Acostumbrado a rondar perfiles más modestos y económicos, este nuevo tabaco pretende dar un salto de calidad que, sin sobrepasarlos, le aproxime a sus hermanos mayores. Un punto intermedio entre ambos mundos.

Con una anilla ligeramente actualizada y una capa carmelita oscura y poca, empero marcada vena, se presenta este cigarro cubano al que comenzamos a prender fuego.

Su humo; abundante y denso, acompaña un inicio picantito en boca pero suave a su paso por nariz.

Envueltos en efluvios nebulosos, los primeros sabores emergen, entremezclándose los tostados, la canela y los frutos secos con un perfil cafetero y cremoso. Un inicio redondo que sorprende a los conocedores de la marca; generalmente fumadores de sus Perlas y Panetelas.

Acompañados de una buena combustión y tiro, el segundo tercio emerge con un marcado ascenso en los amargos, sin que ello comprometa la fumada. Almendras crudas, nueces sin pelar y un café más cercano al grano que a la leche, van conformando un tabaco con su propio carácter y personalidad.

Permítanme una aclaración, pues el cigarro puede llevarnos a equívocos. Ni es una Corona, ni tampoco un Lonsdale. Es, al igual que el suscribe estas palabras, un Hermosos Nº4. Cosas del mal llamado «marketing», digo yo.

Finalizamos con un último tercio muy similar al anterior. Junto con el cuero y un toque terroso, el cigarro gana en fortaleza y amargor, recomendando ese último corte que aviva la fumada y descarga las nicotinas almacenadas.

Rafael Gonzalez Marquez Coronas de Lonsdale (¡redios, qué nombre más largo!) es un BUEN tabaco que logra colocarse exactamente en esa zona intermedia de la que hablábamos al inicio. Si bien la fumada que nos da se sitúa por encima de su aspecto humilde, este cigarro ni llega, ni pretende igualarse a sus hermanos mayores. Ha encontrado su sitio y está dispuesto a defenderlo a capa y capote.