En muchas ocasiones uno se siente tentado a escribir grandes parrafadas, profundas introducciones o disertaciones dignas de leguleyos de épocas pretéritas. Sin embargo, un sabio dijo una vez que «hay gente que habla para decir algo y otra que dice algo por hablar». Por ello, en ocasiones es mejor cerrar la boca, coger la pluma y empezar a escribir sin divagaciones rimbombantes.
Hoy toca catar este Henry Clay Lonsdale, presentado en una caja sampler junto con otros tres formatos que completan la oferta. De origen hondureño y torcido en la Rep. Dominicana, será un tabaco fácilmente localizable en cualquier cava que se preste al negocio del puro. Cosas de la mercadotecnia y de las finanzas «tabacaleras».
De orígenes asturianos y cubanos, esta marca, cuyo nombre homenajea a un politico estadounidense del primer tercio del siglo XIX, ha ido pasando por diferentes manos, fusión tras fusión y compra tras adquisición, hasta nuestros días.
La capa carmelita lisa y de venas marcadas, viene acompañada de dos anillas: la principal y que bautiza al tabaco, de colores dorados, rojizos y blancos y una segunda con el sobrenombre de «War hawk» o halcón de guerra para los no doctos en el idioma de la pérfida Albión, en letras negras y fondo dorado.
Algo falto de tabaco en mano, no parece diseñado para destacar por sus virtudes estéticas. ¿Lo hará por las organolépticas?





Un primer tercio que, pese a sus sabores pajizos, muestra una fortaleza media-fuerte, con un picorcito la mar de alegre a su paso por nariz. Toques de canela, vainilla y caña de azúcar se mezclan con reminiscencias a cedro, heno y aromas herbáceos. Una primera toma de contacto que te «obliga» a prestar atención al objeto que tienes entre manos.
El tabaco entra en el segundo tercio de una forma mucho más amable. Domesticado por las incesantes caladas, su intensidad baja pese a que mantiene ese picante por nariz. Los frutos secos se adueñan del tabaco y los cacahuetes, almendras tostadas y nueces toman el relevo ante el perfil pajizo del inicio.
Los miembros del club, amantes del buen yantar y del mejor comer, regaron sus copas con infinidad de (digámoslo a la manera tradicional española por una vez) güisquis: Akashi, Lagavulin 16, Tamnavulin, The Glenlivet… así como algún Ximénez-Spinola o agua con gas. Lo dicho: unos bon vivant de la vida.
Adentrados en el último y por ende el tercero, el tabaco se mantiene con los mismos perfiles que el tercio anterior; quizás algo más amargo, pero igual de plano, con algún que otro reencendido en sus últimos coletazos de vida.
Y así se nos presenta este Henry Clay Lonsdale. Un tabaco que comienza más interesante que rico y continua y acaba más desganado que efervescente. Nos gustaría recomendar el formato robusto como el más destacado del cuarteto, donde sus virtudes acompañan mejor el formato que las envuelve. A veces, con decir poco, basta, sobra y es más que suficiente.
Características:
- Vitola: Lonsdale (171 x 42)
- Origen: Honduras/Rep. Dominicana
- Precio: 7,30 euros
- Tiempo de fumada: 70 minutos
- Capa: Conecticut Ecuador
- Capote: Honduras
- Tripa: Honduras
Valoración del club:
- Tiro: 8/10
- Prensado: 7/10
- Sabor primer tercio: 7/10
- Sabor segundo tercio: 6,5/10
- Sabor tercer tercio: 6,5/10
- Ceniza: 6,5/10
- Humo: 8/10
Opinión general: 7,1/10







Enhorabuena Raúl, estupenda reseña. Totalmente de acuerdo reconendando el robusto. Un abrazo
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